Franz Kafka
1883 - 1924 (Praga, República Checa)
Yo era rígido y frío, yo estaba tendido sobre un precipicio; yo era un puente. En un extremo
estaban las puntas de los pies; al otro, las manos, aferradas; en el cieno quebradizo clavé
los dientes, afirmándome. Los faldones de mi chaqueta flameaban a mis costados. En la
profundidad rumoreaba el helado rio. Ningún hombre se animaba hasta estas alturas
intransitables, el puente no figuraba aún en ningún mapa. Así yo yacía y esperaba; debía
esperar. Todo puente que se haya construido alguna vez, puede dejar de ser puente sin
derrumbarse.
Fué una vez hacia el atardecer -no sé si el primero y el milésimo-, mis pensamientos siempre
estaban confusos, giraban siempre en redondo; hacia ese atardecer de verano; cuando el arroyo
murmuraba oscuramente, escuché el paso de un hombre. A mí, a mí. Estírate puente, ponte en
estado, viga sin barandales, sostén al que te ha sido confiado. Nivela imperceptiblemente la
inseguridad de su paso; si se tambalea, date a conocer y, como un Dios de la montana, ponlo en
tierra firme.
Llegó y me golpeteó con la punta metálica de su bastón, luego alzó con ella los faldones de mi
casaca y los acomodó sobre mi. La punta del bastón hurgó entre mis cabellos enmaranados y la
mantuvo un largo rato ahí, mientras miraba probablemente con ojos salvajes a su alrededor.
Fué entonces -yo sonaba tras él sobre montanas y valles- que saltó, cayendo con ambos pies
en mitad de mi cuerpo. Me estremecí en medio de un salvaje dolor, ignorante de lo que pasaba.
¿Quién era? ¿Un nino? ¿Un sueno? ¿Un salteador de caminos? ¿Un suicida?
¿Un tentador? ¿Un destructor? Me volví para poder verlo. ¡El puente se da vuelta!
No había terminado de volverme, cuando ya me precipitaba, me precipitaba y ya estaba desgarrado
y ensartado en los puntiagudos guijarros que siempre me habían mirado tan apaciblemente desde el
agua veloz .
El puente (Praga 1912)
Escritor checo en lengua alemana. Nacido en el seno de una familia de comerciantes judíos, Franz Kafka se formó en un ambiente puramente alemán, y se doctoró en derecho.
Pronto empezó a interesarse por la mística y la religión judías, que ejercieron sobre él una notable influencia y favorecieron su adhesión al sionismo. Su proyecto de emigrar a Palestina se vio frustrado en 1917 al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que sería la causante de su muerte.
A pesar de la enfermedad, de la hostilidad manifiesta de su familia hacia su vocación literaria, de sus cinco tentativas matrimoniales frustradas y de su empleo de burócrata en una companía de seguros de Praga, Franz Kafka se dedicó intensamente a la literatura.
Su obra, que nos ha llegado en contra de su voluntad expresa, pues ordenó a su íntimo amigo y consejero literario Max Brod que, a su muerte, quemara todos sus manuscritos, constituye una de las cumbres de la literatura alemana y se cuenta entre las más influyentes e innovadoras del siglo XX.
En la línea de la Escuela de Praga, de la que es el miembro más destacado, su escritura se caracteriza por una marcada vocación metafísica y una síntesis de absurdo, ironía y lucidez. Ese mundo de suenos, que Franz Kafka describe paradójicamente con un realismo minucioso, ya se halla presente en su primera novela corta, Descripción de una lucha, que apareció parcialmente en la revista Hyperion, que dirigía Franz Blei.
En 1913, el editor Rowohlt accedió a publicar su primer libro, Meditaciones, que reunía extractos de su diario personal, pequenos fragmentos en prosa de una inquietud espiritual penetrante y un estilo profundamente innovador, a la vez lírico, dramático y melodioso.
Sin embargo, el libro pasó desapercibido; los siguientes tampoco obtendrían ningún éxito, fuera de un círculo íntimo de amigos y admiradores incondicionales. El estallido de la Primera Guerra Mundial y el fracaso de un noviazgo en el que había depositado todas sus esperanzas senalaron el inicio de una etapa creativa prolífica.
Entre 1913 y 1919 Kafka escribió El proceso, La metamorfosis y La condena y publicó El chófer, que incorporaría más adelante a su novela América, En la colonia penitenciaria y el volumen de relatos Un médico rural.
En 1920 abandonó su empleo, ingresó en un sanatorio y, poco tiempo después, se estableció en una casa de campo en la que escribió El castillo; al ano siguiente Kafka conoció a la escritora checa Milena Jesenska-Pollak, con la que mantuvo un breve romance y una abundante correspondencia, no publicada hasta 1952. El último ano de su vida Franz Kafka encontró en otra mujer, Dora Dymant, el gran amor que había anhelado siempre, y que le devolvió brevemente la esperanza.
La existencia atribulada y angustiosa de Kafka se refleja en el pesimismo irónico que impregna su obra, que describe, en un estilo que va desde lo fantástico de sus obras juveniles al realismo más estricto, trayectorias de las que no se consigue captar ni el principio ni el fin. Sus personajes, designados frecuentemente con una inicial (Joseph K o simplemente K), son zarandeados y amenazados por instancias ocultas.
Así, el protagonista de El proceso no llegará a conocer el motivo de su condena a muerte, y el agrimensor de El castillo buscará en vano el rostro del aparato burocrático en el que pretende integrarse.
Los elementos fantásticos o absurdos, como la transformación en escarabajo del viajante de comercio Gregor Samsa en La metamorfosis, introducen en la realidad más cotidiana aquella distorsión que permite desvelar su propia y más profunda inconsistencia, un método que se ha llegado a considerar como una especial y literaria reducción al absurdo. Su originalidad irreductible y el inmenso valor literario de su obra le han valido a posteriori una posición privilegiada, casi mítica, en la literatura contemporánea.
Obras de Franz Kafka
Meditaciones (Betrachtung, 1913)
La condena (Das Urteil, 1913)
La metamorfosis (Die Verwandlung, 1916)
Carta al padre (Brief an den Vater, 1919)
En la colonia penitenciaria (In der Strafkolonie, 1919)
Un médico rural (Ein Landarzt, 1919)
Un artista del hambre (Ein Hungerküsntler, 1924)
El proceso (Der Prozess, póstuma, 1925)
El castillo (Das Schloss, póstuma, 1926)
América (Amerika, póstuma, 1927)
La muralla china (Beim Bau der chinesischen Mauer, póstuma, 1931)
Diarios (Tagebücher, póstumos, 1937)
Cartas a Milena (Briefe an Milena, póstuma, 1952)
Cartas a Felice (Briefe an Felice, póstuma, 1967)